Entré al kiosquito de abajo.
La que atendía tenía prepo y cara de ojete mal dormido.
Yo tenía dos opciones...
contagiarme o contagiarla.
Es grande el poder de una sonrisa.
domingo, 5 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"La noble búsqueda, la única Verdad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario