Lanzo una piedra hacia vos
y me desgarra el pecho.
Lanzás una piedra y se multiplica
como panes y peces.
En la mirada, la ciudad que duele.
Ese lugar terrible contenido en vos:
violencia de vísceras más antiguas que el viento.
Yo, todavía,
me sonrojo.
martes, 12 de mayo de 2009
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