miércoles, 1 de abril de 2009

Alegrate por mí...

que yo me alegro por vos.

Estamos desordenados,
la realidad nos confunde.

La mística de unos pasos
más allá de nosotros
por pasillos inexpugnables
en la llana cotidianidad del yo.

Las burbujas de nuestras plegarias
desperdigadas en el viento
y los días en sucesión
en un tiempo que
-tantas veces-
es de otros...

¿Acaso no ves
la Unidad que nos reclama?

¡Alegrate por mí
que yo me alegro por vos!

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